viernes, 18 de octubre de 2013

Cuando las palabras hieren más que una espada

Las personas no toman dimensión de lo que las palabras pueden provocar en las otras personas. En un post anterior escribí que muchas veces las palabras no eran capaces de expresar lo que los sentimientos tienen para decirnos. Pero, sin embargo, las palabras pueden herir los sentimientos más profundos. Qué loco! No pueden expresar lo que sentimos, pero pueden herir nuestros sentimientos con una herida mucho más profunda que cualquier arma. Duelen cuando esas palabras provienen de personas importantes en nuestras vidas, y eso es lo que más duele. Son esas personas, las más cercanas, las que más nos conocen, las que son capaces de lastimarnos ahí donde más nos duele… las palabras no pueden expresar los sentimientos que tenemos hacia aquellas personas que más queremos, pero sin embargo son capaces de herirlas profundamente. ¿Cómo se hace para borrar del alma las heridas que provocan las palabras?, ¿Se mira para otro lado? Porque el perdón no alcanza… Quizá sea el rencor el que gane la batalla y deje abierta la herida. Aunque, quizá el perdonar al otro y no el perdón que el otro nos da luego de habernos lastimado sea el camino a recorrer para sanar esa herida. Y aquí también recuerdo otro post que escribí, ser empático y entender que aquella persona necesitaba de alguna manera llamar la atención y “gritar” lo que buscaba decir, poniéndole énfasis en aquello que sabe que más cerca del alma nos va a llegar y que nos va a hacer vibrar. Entender por qué el otro dijo lo que dijo, que en definitiva es su decodificación de la realidad y que por más cierto que lo crea, no necesariamente represente lo que siente o no representa a quien busca herir con esas las palabras, porque quizá no lo conoce lo suficiente o no tuvo la capacidad de ponerse en el lugar del otro para entenderlo y pensar dos veces antes de decir algo. Como última reflexión, mejor antes de decir algo que sabemos puede lastimar mucho a alguien que queremos, pensemos dos veces, pongámonos en el lugar del otro e intentemos entenderlo.