Las personas no toman dimensión
de lo que las palabras pueden provocar en las otras personas. En un post anterior escribí que muchas veces las palabras no eran capaces de expresar lo
que los sentimientos tienen para decirnos. Pero, sin embargo, las palabras
pueden herir los sentimientos más profundos. Qué loco! No pueden expresar lo
que sentimos, pero pueden herir nuestros sentimientos con una herida mucho más profunda
que cualquier arma. Duelen cuando esas palabras provienen de personas
importantes en nuestras vidas, y eso es lo que más duele. Son esas personas,
las más cercanas, las que más nos conocen, las que son capaces de lastimarnos
ahí donde más nos duele… las palabras no pueden expresar los sentimientos que
tenemos hacia aquellas personas que más queremos, pero sin embargo son capaces
de herirlas profundamente. ¿Cómo se hace para borrar del alma las heridas que
provocan las palabras?, ¿Se mira para otro lado? Porque el perdón no alcanza… Quizá
sea el rencor el que gane la batalla y deje abierta la herida. Aunque, quizá el
perdonar al otro y no el perdón que el otro nos da luego de habernos lastimado
sea el camino a recorrer para sanar esa herida. Y aquí también recuerdo otro
post que escribí, ser empático y entender que aquella persona necesitaba de
alguna manera llamar la atención y “gritar” lo que buscaba decir, poniéndole énfasis
en aquello que sabe que más cerca del alma nos va a llegar y que nos va a hacer
vibrar. Entender por qué el otro dijo lo que dijo, que en definitiva es su
decodificación de la realidad y que por más cierto que lo crea, no necesariamente
represente lo que siente o no representa a quien busca herir con esas las
palabras, porque quizá no lo conoce lo suficiente o no tuvo la capacidad de
ponerse en el lugar del otro para entenderlo y pensar dos veces antes de decir
algo. Como última reflexión, mejor antes de decir algo que sabemos puede
lastimar mucho a alguien que queremos, pensemos dos veces, pongámonos en el
lugar del otro e intentemos entenderlo.
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